Tener un vecino energúmeno

Displeased Caucasian man protesting with multi-ethnic crowd of people on the streets.
Por:
Ángel Moreno, asesor de prensa, NUESTRO PARCHE
Por desgracia, la gran mayoría de nosotros tenemos un vecino (o varios) molesto que no conoce la palabra «respeto». Este vecino pone la música a un volumen tan alto cada fin de semana, que continúa hasta la mañana siguiente, sin importarle en lo más mínimo el descanso de los demás.
¿Por qué lo hace? ¿Por qué es así?… El ruido para él es un medio de dominación y sometimiento. Cuando sube el volumen al máximo, niega la condición humana de los demás. Los invade y les impone sus gustos. Así es como piensa, actúa y vive el «agresor acústico». No es simplemente alguien a quien le gusta escuchar música a alto volumen; es alguien que busca obligar a los demás a escuchar lo que él quiere, cuando quiere y cómo quiere. Esto equivale a una especie de violación, en la que te fuerzan a hacer algo en contra de tu voluntad. Es egocéntrico y no reconoce a los demás como seres humanos ni como iguales, por lo tanto, carece de respeto hacia ellos. De hecho, disfruta sometiéndolos y violando sus derechos, ya que esto lo hace sentir poderoso y superior. Esta insensibilidad lo lleva a ignorar los derechos de los demás y a actuar al margen de las leyes, creyendo que tiene más derechos que los demás.

¿Cómo llega una persona a tal extremo? Hay muchas posibles respuestas. Algunos podrían argumentar que la falta de educación y afecto puede convertir a una persona en alguien insensible y resentido, que busca vengar sus propias frustraciones. Otros pueden decir que es simplemente un deseo de llamar la atención y destacarse. Incluso se podría afirmar que es un fenómeno cultural, especialmente en Colombia.
Ahora bien, ¿no se perturba él mismo al escuchar música a un volumen tan alto que podría afectar su propia salud y la de los que lo rodean? La respuesta es no. Él ya está perturbado y necesita ese volumen para escapar de su propia realidad, porque no se soporta a sí mismo ni la vida que lleva, aunque esto no siempre sea evidente. Lo que este agresor no soporta es el silencio, ya que no tiene paz interior, y utiliza el ruido para llamar la atención, aunque inconscientemente esté buscando ayuda.

Entonces, ¿qué se puede hacer en caso de tener vecinos así? En el fondo, estas personas necesitan que se les pongan límites, y es responsabilidad del Estado hacerlo. Sin embargo, en Colombia es frecuente ver que el Estado actúa de manera insuficiente en este aspecto. Los vecinos que buscan descanso también deben tomar medidas, y cuando se encuentran con una persona con esta actitud, es importante unirse y denunciarla de manera conjunta a los medios de comunicación, autoridades municipales, policía y Defensoría del Pueblo. Si es necesario, se deben tomar acciones legales para poner fin a esta situación, ya que la salud de todos está en juego.
Si las autoridades competentes no responden (lo cual lamentablemente es común), es necesario reunir el valor para presentar denuncias penales en las Fiscalías de Instrucción por incumplimiento de los deberes de los funcionarios públicos. A menudo, estas autoridades olvidan su juramento, que incluye la promesa de no dejar que sus sentimientos personales o prejuicios influyan en sus decisiones, y de hacer cumplir la ley de manera imparcial y efectiva. Es desalentador ver cómo un problema que afecta al 50% de la población no recibe la atención que merece.




