MÉTODOS ANTICONCEPTIVOS EN LA ANTIGÜEDAD
Escrito por: Ángel Moreno.
Hola de nuevo lectores de Nuestro Parche. Hace unos días os hablé de la aparición y uso del preservativo a través de la historia, pero también habían algunos otros métodos anticonceptivos bastante peculiares que no os recomendaría probar, ya que quizás no sean efectivos ni tampoco muy sanos.
Los capuchones cervicales eran una especie de dedal, primero de plata o latón y posteriormente de plástico, el cual se colocaba en la entrada del cuello uterino para impedir el paso del esperma (aunque cueste creerlo, pasaban de madres a hijas al alcanzar las primeras la menopausia, básicamente en familias ricas ya que éstos podían ser de plata pura).
Sin embargo los capuchones tenían un inconveniente, si el sexo era salvaje, podía salirse de su sitio y dejar de ser «efectivos», así que algún energúmeno tuvo la idea de inventar el Pesario de Bloque, un enorme dado al que se le habían vaciado todas sus caras para conseguir una oquedad en forma de embudo, de tal manera que si el dado se movía, siempre quedaba el cérvix protegido por una de sus superficies cóncavas. Pero el susodicho invento era horriblemente doloroso cómo lógicamente podéis imaginar.
En Europa el pesario de bloque (estaban hechos de madera, metal o hueso) se utilizaba como método anticonceptivo hacia finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
Este dispositivo se colocaba en el cuello del útero de la mujer por hasta cuatro meses, lo cual era bastante doloroso, incómodo y provocaba muchísimas infecciones.
Con el uso del pesario se creía que impedían que los embriones fertilizados recién formados se implantaran en el útero y comenzaran a desarrollarse formando así una nueva vida.
En Europa, durante la Edad Media, los testículos de la comadreja eran muy apreciados como anticonceptivos.
Trótula di Ruggiero (Italia, S. XI), conocida posteriormente como Trótula de Salerno, fue una importante médica ginecóloga de la Edad Media y profesora en la Escuela de Salerno, uno de los pocos lugares en los que se permitía que hubiese profesoras y alumnas la cual escribió una guía médica femenina en el siglo XII, la cual recomienda cortar los testículos de estos animales vivos, envolverlos en piel de pecho de ganso y utilizarlos como amuletos para evitar el tener hijos.
Durante el siglo VII, se les recomendaba a las mujeres en China beber una mezcla de aceite con mercurio para evitar el embarazo (comenzaron bebiendo mercurio y terminaron comiendo murciélagos, muy buenas ideas culinarias no tienen ésta gente).
La poción debía ingerirse con el estómago vacío después del acto sexual.
Es muy posible que la mezcla haya servido para evitar el embarazo ya que al ser muy venenosa provocaba también esterilidad y en la mayoría de casos, una muerte con terribles sufrimientos.
Para evitar el embarazo, las mujeres en el antiguo Egipto recurrían a un método bastante asqueroso.
Se introducían dentro de la vagina una sustancia pastosa hecha con leche ácida de cabra y excrementos de cocodrilo.
Lo que se buscaba con este ungüento era crear una barrera que impidiese el paso del esperma y así impedir el embarazo.
Es para mí muy difícil creer que este método antihigiénico resultase efectivo (a menos que su eficacia haya radicado en que el olor de la mezcla fuera capaz de quitarle el deseo sexual hasta al más arrecho).
Otro método empleado por aquellas mujeres reacias a introducirse heces de cocodrilo en la vagina (lógico después de todo que no a la mayoría les gustase ese método) era introducirse antes del acto una mezcla de miel y bicarbonato de sodio (no sé si serviría para no quedar embarazada, pero en caso de hacer sexo oral, lo prefiero bastante al método anterior).
El médico ginecólogo griego Soranus recomendaba a las mujeres en el siglo II a saltar hacia atrás un mínimo de siete veces y a estornudar inmediatamente después de mantener relaciones sexuales para evitar así el embarazo. El argumento detrás de esta idea es que la fuerza del estornudo provoca la expulsión del semen del cuerpo de la mujer por la nariz (de verdad que se me ocurren tantas cosas al respecto, que mejor no diré nada). Demás está decir que se trata de un método completamente inútil y que no funciona para nada aparte de hacer el ridículo (lo específico por si algúna quería intentarlo y publicarlo en tik tok).
En Roma, el médico Sorano de Éfeso, contemporáneo de Adriano (76-138), recomendaba en su escrito Ginecología 1, la utilización de una mezcla compuesta por aceite rancio de oliva, miel y bálsamo o resina de cedro, que debía introducirse en el útero antes de las relaciones.
También apoyaba el uso de un método que se reveló bastante eficaz. Éste consistía en introducir una bola de lana previamente empapada de vino u otras sustancias de textura gomosa (un líquido en el que previamente se había disuelto corteza de pino) en el interior de la vagina y empujada hasta la entrada del cuello del útero.
Otro método consistía en poner sobre el pene una pomada que poseía la cualidad de matar el esperma, al cerrarle el acceso al cuello del útero (el problema es que la pomada endurecía cómo barro al sol, así que imaginaros el resto del acto).
En esa época se utilizaban igualmente amuletos como anticonceptivos, pero no eran muy eficientes cómo supondreis… Para que os hagáis un poco la idea, uno de esos amuletos eran arañas dentro de una funda de testículos de ciervo con miel, aceite y algunas hierbas el cual se colgaba del cuello al amanecer.
(Si a algúna lectora se le ocurre probar alguno de estos métodos, le agradecería de antemano que no me explique su experiencia en los comentarios del texto).
Espero que hayáis pasado un buen rato con ésta lectura, hasta la semana que viene mis lectores amantes del arte horizontal.